domingo, 30 de noviembre de 2008

222 Tres de Faulkner

"La sabiduría suprema es tener sueños bastante grandes para no perderlos de vista mientras se persiguen"
"No te preocupes por ser mejor que tus contemporáneos o predecesores, intenta ser mejor que ti mismo"
"Se puede confiar en las malas personas, no cambian jamás"

lunes, 17 de noviembre de 2008

220. El museo imaginario المتحف جيالي

foto: Sharif Bujanda

Un retrato se convierte en una pintura, un crucifijo o una Biblia en un objeto de arte, una diosa en una estatua. Y podemos ir más lejos, un retrato es "un da Vinci" -o un autorretrato "un Van Gogh"-, un santo es un Bernini, una catedral es un Gaudí.  
Los objetos cambian de función cuando se encuentran en un museo, nos dice André Malraux, aquel famoso aventurero que de ladrón de piezas arqueológicas  en Indochina pasó a ser combatiente de la República Española en la Guerra Civil y que terminó siendo ministro de cultura de De Gaulle. 
¿Qué nos hace reunir bajo un mismo techo un friso persa y la Libertad Guiando al Pueblo? Los museos son una creación puramente intelectual y por eso cada quien monta su propio "museo imaginario", basado en concepciones estéticas y teóricas. ¿Alguien se acuerda de la peluca en la pecera de los dadaistas?
Hoy en día hay obras que jamás hemos visto físicamente, pero que conocemos por su reproducción en libros, carteles y ahora en forma digital. El museo se ha desplazado a la mente de cada quién y por eso el recinto físico merece sus propias consideraciones. Hay gente que no tiene idea de lo que hay en el Louvre, pero si está de visita por la capital francesa, tiene que hacer una pausa ahí. Probablemente solamente vea a la Gioconda entre un mar de gente y compre algo en la tienda.
Las reproducciones gráficas tienen un valor testimonial: "yo estuve en el Hermitage". Hoy en día con la fotografía digital hasta en el celular, me tomo una foto junto a las Cariátides en la Acrópolis y luego "subo la foto a Facebook" o a cualquier otra red social/virtual y el valor testimonial del museo imaginario se multiplica en cuestión de segundos.
Es la apropiación de la obra de arte: Le tomo una foto al Van Gogh del Museo d'Orsay y se convierte en "mi Van Gogh". 
Y en cuanto al sitio: Si bien un palacio o una estación de trenes se pueden convertir en museos y tener un valor conceptual por sí mismos, hay ejemplos más complicados: 
Una catedral que funciona como museo y como lugar de culto al mismo tiempo, mientras algunos prenden una veladora a Santa Juana de Arco otros le toman fotos como curiosidad. Y qué decir de la calle misma. Hubo vanguardias que propusieron destruir los museos, o llevarlos a las calles y hoy encontramos exposiciones itinerantes, muestras fotográficas en Paseo de la Reforma, en las rejas del jardín de Luxemburgo o en cualquier otro lugar. Hay estatuas famosas en plena calle, no solo en Roma sino también en Nueva York, en Copenhague.... ¡Hay incluso obras de arte hechas ex profeso para ser efímeras!
Cada quien tiene su personal y muy particular museo imaginario, compuesto de las imágenes y sensaciones más diversas, quizá valdría la pena hacer un esfuerzo por "visitarlo" concientemente algún día y descubrir cómo fue que en la misma vitrina puse un Monet, una carta de amor y una máquina de escribir que nunca usé.

sábado, 8 de noviembre de 2008

219. Relatos imposibles para una noche de invierno. I

Estoy muy viejo para enamorarme.
Y Ovidio lo repitió por tres veces más como maldición cuando la señora de atrás comía algo con olor horrible a cebolla y ajo.
Y lo repitió cuando la desparramada del asiento de al lado se le acercaba cada vez más.
Y lo dijo cuando después de horas de camino ya no sentía las piernas y no había posición humana que le diera un poco de alivio.
Pero ahí estaba en el camino a Belgrado sin saber más que tres palabras de serbio: El nombre de ella y "cásate conmigo".
Bien visto era una sandez y quizá por eso repetía esas palabras como letanía. Una letanía con cada vez menos fe y convicción, porque no olvidaba que esa era la gran mentira que se había inventado aquella tarde frente al mar.
Allá afuera el invierno era una condena a muerte directo al desfiladero y el autobús no tardaba en irse al diablo con todo y los ajos y las cebollas.
Y lo sabía también, pero entonces ahí estaba la imagen de ella cantando esa canción de la cual él no entendía nada, excepto que no había mejor manera de morirse que oyéndola.
Estoy muy viejo para enamorarme, se dijo.

viernes, 7 de noviembre de 2008

218.

Apodíctico. (del gr. ἀποδεικτικός, demostrativo) Para Aristóteles es la demostración rigurosamente necesaria, inferida de premisas que sin duda alguna son verdaderas.
Es decir, si recordamos un poco las clases de lógica en el bachillerato, los silogismos más fáciles y que no presentan ningúna complicación son aquellos formados por dos premisas verdaderas.
Algo 'apodíctico', pues, es algo incondicionalmente cierto, necesariamente válido, al menos en términos de deducción aristotélicos.
Y ahora, en términos de actualidad, ¿qué puede ser sin duda alguna verdadero?

217. Ucronía

Pariente de la Utopía y de su gemela maligna la Distopía, la Ucronía  es la que juega a hacer lo que a todos los estudiantes de Historia nos prohibieron desde el primer día de facultad: conjugar los verbos en tiempos irreales, porque "el hubiera no existe señores". 
Es decir que aunque la Historia esté compuesta de 'puros cuentos chinos' hay un límite ético en la profesión, el cual, por supuesto, no aplica a la Literatura.
Tenemos entonces que la Ucronía ('ouk', negación; 'cronos', 'tiempo') es un subgénero literario de ficción que toma una parte de la línea temporal histórica que todos conocen y 'cambia' un acontecimiento del pasado para dar vida a una realidad paralela. O más fácil: ¿Cómo sería el mundo si, digamos, Hitler hubiera ganado la guerra? O para mis amigos peninsulares: ¿Y si Franco hubiera perdido?
Y a partir de esta falsa premisa en términos históricos, se crea un universo literario que se encuentra dentro del subgénero ya mencionado. 
Una vez aclarado y comprendido esto, podemos transportar el concepto a una película, una canción, o a los relatos escleróticos de nuestros abuelos.


miércoles, 5 de noviembre de 2008

216. O

Dicen que hasta no ver, no creer.
¿Y quién dice que el "cambio" para ellos significa un cambio bueno para todos los demás?
De cualquier manera me alegro. Con reservas.

martes, 4 de noviembre de 2008

215. /mi:m/

meme. /mi:m/ Unidad mínima de información y replicación cultural, en general análoga a un proceso evolutivo. Es un neologismo acuñado por Richard Dawkins, -quien no es "santo de mi devoción" por su ateísmo virulento, pero que en ocasiones tiene ideas interesantes-. La palabra "meme", se parece a la palabra "gene" (gen), y su sonido remite a "mimesis" y "memory". 
Es decir, como los genes para los seres vivos, los memes para la cultura son unidades culturales (digamos, ideas, costumbres, habilidades...) que se replican, mutan, evolucionan, se transmiten, se adaptan o se extinguen.
Ahora bien, en la blogósfera el fenómeno tiene sus propias características y reglas, por lo cual tengo que replicar a mi manera el meme que me ha pasado Ginebra y que consiste en nombrar seis muy sencillas cosas que me pongan contento y que con su característico sentido de la estética ella ha nombrado "mis seis pequeñas sonrisas".

Sin ningún orden de importancia:

1. Caminar una bella ciudad.
2. Una mañana lluviosa/Una noche de tormenta.
3. Un buen café/vino/libro, de preferencia con buena compañía.
4. Dormir tranquilo.
5. Alguien que -realmente- sepa sonreír.
6. Saber que la gente a la que quiero está bien.

Y ahora, después de escribir lo primero y más simple que me vino a la mente, me quedé con muchas más ideas, y eso me gustó, pues me percaté que disfruto de las pequeñeces que hacen de la vida algo emocionante.
Finalmente, como hay que transmitir los memes, aquí elijo unos incautos:

3. Paty
4. Tequila